AVISO

Por favor NO dejes ANONIMOS en los comentarios, deja tu nombre,nick o algo por el estilo.. GRACIAS =)

viernes, 24 de abril de 2009

ETERNIDAD

Este relato está fechado en Diciembre de 2007, a decir verdad recuerdo bien cuando lo estaba escribiendo, una mañana de invierno, en la casa de mi abuela..ahí comenzo a escrbirse esta historia, aunque algunos especularon que se trataba de una experiencia personal...pues la verdad es que no, siplemente me vino la idea y comencé a escribir :) ojalá sea de su agrado, esto se titula "ETERNIDAD" y forma parte de mis relatos cortos :)

Eternidad

Era una fría noche de invierno…aquel joven de largos y oscuros cabellos, dirigía su vista hacia el cielo infinito, azulado, casi negro y nublado horizonte que impedía a sus grises ojos observar las estrellas sobre el firmamento, y, aunque su cuerpo se encontraba ahí, en el quicio de su enorme, iluminada y a veces tan mustia casa, esa noche, su alma y sus pensamientos se encontraban distantes de ese lugar que para más de uno parecería de ensueño, pero que para él nada significaba…lejos se encontraba de su amada, y, del rostro de aquel noble joven se escapó una lágrima de anhelo, tristeza y nostalgia, mientras otra salía de su corazón y resbalaba por su alma; a lo lejos; una bella muchacha, hermosa cual princesa de un cuento de hadas, sentada en el balcón al que conducía su habitación, bajo la luz de una brillante luna llena, aquella joven, también lloraba.
Las manos del joven sostenían un trozo de papel con unas líneas que gustaba repasar en aquella soledad:
…Mi esperanza me guiará atravesando los días sin ti, y el amor me llevará cuando el dolor intente acabar con toda esperanza…

Ah! Dulces palabras de la hermosa Sofía, sinceras y humanas palabras a quien pertenecía su corazón; mientras Allan humedecía aquel papel, volvía la vista al cielo, pedía a la Luna que devolviera a sus brazos a su Amor, llamaba a los ángeles, rogaba que guiaran su camino, pedía cuidar de su amada, protegerla de todo mal, mientras ella enviaba los más dulces deseos llenos de amor, cada noche, cada día a cada hora y a cada instante, a través de la distancia, deseos que llegaban hasta donde se hallaba el joven.

Un mal día, la delicada y frágil Sofía, cayó en cama, víctima de una enfermedad incurable, y, como era de esperarse, corrió la noticia hasta oídos del noble Allan, quien hizo cuanto pudo por llegar al lado de Sofía lo antes posible, de llegar a tiempo, pues lejos se encontraba y grave estaba la joven. Cuando al fin llegó donde se hallaba su amada, notó su semblante semejante al de una rosa al marchitarse, fue sobre aquel lecho de enfermedad, hizo su más grande esfuerzo para no soltarse llorando ante aquél lúgubre cuadro que tenía ante sus ojos, llegó hasta su lado y la contempló mientras ella dormía, el padre de la joven sabía su estado: no pasaría de aquella noche su pequeña…Allan tomó su mano y besó su frente, al momento que susurraba a su oído un cálido “estaré por siempre contigo, estaré siempre a tu lado”…tal vez fue el amor impregnado en las sinceras palabras lo que hizo que la joven despertara por un momento de su letargo para decir con una dulce y delicada voz un “te amo” que se escuchó casi a lo lejos, casi como un eco…se miraron el uno al otro por unos segundos y acto seguido Sofía dejó escapar su último aliento de vida mientras miraba a quien amara con tanta pasión; Allan lloró en silencio mientras todavía sujetaba la mano de Sofía…aquella mano que en otros tiempos la tomara mientras caminaban a lo largo de verdes veredas, aquella mano tan cálida, tan llena de vida, y ahora, tan fría e inerte…

Los días pasaron y el joven hundido en profunda melancolía que evocaba el recuerdo de su ayer lo llevaba a llorar sobre la tumba de su amada, llevaba flores hasta aquel sepulcro, flores de su enorme jardín, hermosas y frágiles como lo era Sofía…cuentan que había pasado cuando mucho un mes, cuando el sepulturero que hacía su habitual recorrido por la mañana vio a un joven llorando sobre una tumba, implorando se le concediera volver a ver a quien yacía seis pies abajo; se trataba del desdichado Allan quien al borde de la locura se encontraba, el sepulturero no podía dejar de ver la triste escena, aunque no atinaba si ir o no a consolar a ese desdichado ser; pero de pronto, advirtió que el joven guardó silencio, callando a su corazón en sus plegarias, cayó de rodillas, inmóvil quedó ante aquella tumba, y aquel que lo estaba observando desde hacía unos minutos, corrió hacía el, constatando que el joven ya se encontraba muerto; con aquel trozo de papel que leía en cada momento de soledad y el cual no pudieron arrancar de su mano...para algunos murió de tristeza por haber perdido al amor de su vida, para otros simplemente la Naturaleza, la Tierra que es sabia, no permitió que siguiera aquí aquél joven que de dolor loco se volvería y por eso permitió su encuentro con su amada, con su princesa, con la dulce Sofía. Ahora los dos yacen juntos; uno al lado del otro; como deseaban en vida permanecer, y al frente de sus sepulturas se levantó un epitafio que reza de esta forma:

“Descansan aquí dos enamorados que en vida no estuvieron juntos, y que ahora, en la muerte permanecerán unidos en la eternidad”.

4 comentarios:

Antäres dijo...

Samuel, wuao, esta cuento corto, es muy triste, creo que demasiado...

Pero, a palabras duras y frias, es mejor el tratar de entenderlas...

Que la soledad...
Es dura, y aun con alguien esta presente...

Y ese alguien, solo deja olvidarte de la soledad muchas veces, pero cuando ese alguien se va...

Te inundas en ella...

Cristian Ballesteros dijo...

wow!
me dejas kon la boka abierta
esta muy chida tu historia
kasi lloro..

eres un gran escritor!
mis respetos!

Anónimo dijo...

tu blog esta chidisimo.

Me gusto tu historia,
debo decir que eres un gran escritor.

Cuata Cynthia dijo...

woooww! q chidisima historia!

muy triste, pero muy entretenida

morir d amor...aawww T_T

pero lo bueno es q estaran juntos hasta la eternidad! =D

y como t lo dicen muchos, eres un gran escritor d verdad


sigue asi jeje

nos mantienes picados =P